A través de su sistema de escuchas electrónicas, la Agencia de Seguridad Golfeta ha detectado a un miembro del grupo "entrenando" deshonestamente para la Sultans of Swing.
Javier Z. ha sido visto jugando la cancha de Cariló en tres oportunidades durante los últimos 2 meses.
Ya lo habíamos adelantado en esta página. Son tres hoyos determinantes en los que se puede decidir la suerte de un jugador. ¿Amen Corner, en Augusta? No, nada de eso. Se trata del Shalom Corner de Hebraica, la seguidilla de los hoyos 14, 15 y 16 del club de Pilar donde nuestros golfetas suelen pasar de la Gloria a Devoto. La inversa casi nunca se cumple.
¡Bah!, llamar gloria a un comienzo irregular e inconsistente sería faltar a la verdad. Y la verdad (valga la redundancia) es que el paso de nuestro presidente por el temido sector, el pasado sábado, fue un verdadero calvario. Diametralmente opuesto a lo realizado por el ascendente Foglia M.
En el célebre Cohen Bridge, victimario (Foglia) y víctima (Febré) del Shalom Corner.
Salida en frío por el tee del 10. Doble bogey, bogey, par y doble bogey en los primeros cuatro hoyos: un +5 que se podía remontar. Pero la debacle comenzó con un ganchito a la izquierda en la salida del 14, el largo par 3 que Febré encaró con su madera 3. "¡Acá está!", le dijeron tras un par de minutos de búsqueda dentro del hazard. La bola, corta del bunker de la izquierda, yacía con su marca hacia abajo y Febré la jugó, para comprobar, ya sobre el green, que se trataba de una pelota equivocada. El triple bogey era sólo el comienzo del suplicio.
En el 15 la salida con el driver fue a parar a la derecha de los árboles de la derecha (valga la redundancia). Segundo tiro a buena, tercero al collar del green, cuarto un chip que se estacionó a menos de 50 cm del hoyo para luego emobocar el bogey.
Parecía que las cosas se encaminaban para uno de los dos protagonistas de nuestra historia, la víctima. Pero no.
La salida del 16, también enfiló más a la derecha que lo aconsejable, más precisamente al primer sauce. Segundo tiro, a buena (no había otra) y entonces Febré volvió a desenfundar su madera 3 y le pegó fuerte, alto y derechito buscando la izquierda del fairway, como para dejarse un approach cómodo.
Pero la pelota nunca apareció.
Multa y quinto tiro. Y a partir de ahí, todo fue cuesta arriba, hasta anotar un penoso 10. El paso de Febré por el Shalom Corner, en suma, acumuló un triste +9 (triple bogey, bogey y quíntuple bogey).
Muy distintas fueron las cosas para Foglia. Siempre desde las bochas blancas, el oriundo de Rafaela batió todos sus récords de fairways acertados, greens en regulación y cantidad de pares.
Y no se desesperó cuando tuvo que anotar bogeys. Pasó por el Shalom Corner con el debido cuidado y sólo flaqueó muchos hoyos después, hacia el final de la ronda, cuando miró su tarjeta y descubrió que podía bajar los 90 golpes y ganar el torneo. Error que le costó un triple bogey y un cuádruple bogey en los dos últimos hoyos. Y no obstante, al sumar 93 golpes (65 netos), alzó la segunda copita de su corta pero exitosa carrera.
Febré y Foglia, dos caras opuestas. Víctima uno, y victimario el otro, del ya célebre Shalom Corner.
P.D.: Un párrafo aparte para DP3, quien pasó por el sector con bogey, par, bogey. Y sin embargo, clavó un 77 (gross) que, como habrán visto, lo pone al tope del Leaderboard de Mayo.
* La siguiente es una crónica enviada por el corresponsal Guillermo Bolado, el Sábado 23 de mayo de 2009, desde Sierra de los Padres...
Una mañana perfecta, en pleno mayo en Mar del Plata. 19º, casi sin viento.
Desayuno en el Sheraton completo y liviano para participar de la jornada golfística del día.
Todo presagiaba un gran día de golf.
La noche anterior la cena con vista al mar, que culminó en la 10 manos seguidas de mi amigo en el Casino ganando al Black Jack junto a los taiwaneses que aún tenían ese inconfundible olor a calamar, completaban la escena…¡Qué más se podía pedir!
Ya en la sierra bajé mis palos y calcé mis zapatos en los que había acomodando con elegante destreza las plantillas de silicona que alivian el dolor de espalda.
Por la mirilla del ojo lo vì. Lentamente subía la escalera esa incofundible silueta que traía su sonrisa espontánea.
Casi tartamudeando de la emoción, sólo pude decir: CACHITTTTOOOO???????!!!!!!!!
Su respuesta no se hizo esperar. -QUIIIIJJJOOOOEEEPPPUUUTTAAAAAA
AAAAA!!!! -Qué hacés Chachito!!! -Yo bien -me contestó, y fue al grano-…lo ves a Guido???. -Me preguntó sin demora-. -Sí -le contesté, advirtiendo que su gesto se transformó, como si el alma le volviera al cuerpo, como si recuperara esos 15 gramos-. -Contame cómo está!, ¿se acuerda de mí? ¿Cuándo viene? -necesitaba una catarata de información al instante-. -El está bien, siempre te recuerda y se está dedicando a la vela ahora -le aclaré que era un tema náutico porque frunció su seño como si hubiera pensado algo raro que no condecía con la condición del nombrado-. -Yo no puedo dejar de pensar en él, le di lo mejor de mí, lo puse todo. Aún recuerdo nuestros paseos por los fairways de estos valles, y de nuestras tontas diferencias que surgieron en Tulsa. Te confieso, y no le cuentes a él, que ese domingo fui a verlo jugar a Playa Grande. No lo quise acompañar para que me extrañe, para que sienta lo que yo sufrí (con su voz entrecorada). -Y no pudo seguir…-
-¿Estás bien Cachito??? -le pregunté al producirse la pausa-. -No puedo más, siento presión acá –me respondió, llevándose la mano hasta el corazón-. -¿Me llevás los palos hoy? –le pregunté para cambiar el tema-. -Discúlpeme pero no lo podré servir –expresó ahora sin tutearme, con inusual distancia y dureza-. -Te comprendo Cachito, no te preocupes –le dije sacándole presión-. -Háblale de mí, cuéntale que estoy bien, que siempre pienso en él, que lo quiero ver, que ya nada es lo mismo para mí desde aquel día, que lo extraño, que lo quiero...
Y se fue. Así como vino. Solo y servil. Vivaz y locuaz. Acompañándolo a estar solo, como reza Arjona. Cachito espera el reencuentro. Solo piensa en ello. Se cuestiona hoy esa tonta diferencia de aquél sábado.
Sabe que en poco tiempo se jugará el Silver Sea 2009.
El mismo día que un golfeta propone jugar en Ituzaingo, campo que vio jugar a, probablemente, el más talentoso de todos los golfetas, Facundo Quiroga, encuentro esta noticia entre curiosa y sorprendente:
Augusta National, uno de los campos más dificiles para cualquier mortal, es famosa entre otras cosas por la seguidilla de sus hoyos 11, 12 y 13 (pares 4, 3 y 5). Tres hoyos que todo el mundo respeta y que a esa altura de la vuelta suelen determinar lo que va a pasar en los últimos 9 hoyos.
El Hogan Bridge, sabe de vencedores y vencidos, pero sobre todo de humillados. Aquellos mismos que pegan 350 yardas y encuentran un fairway angosto y retorcido, no son capaces de acertar este ancho green con un hierro 8 o 9 en la mano.
Estos tres hoyos forman un triangulo de las bermudas que en 1958 fueron bautizados como "Amen Corner" por un periodista de Sports Illustrated.
SALVANDO LAS DISTANCIAS, este sábado, un grupo de Golfetas se enfrentará al dificil campo de la Sociedad Hebraica Argentina (SHA) y cada uno de ellos deberá transitar inevitablemente sus difíciles "back nine".
Luego de los largos par 4 del 13 y 14 de más de 410 yardas (each), con carpa y disimulo se presenta el primero de tres hoyos terribles. También, aunque en otro orden, se trata de un par 3, un par 4 y un par 5. En la imagen, desde abajo a la izquierda y en color rojo se trazan las 219 yardas de un par 3 largo "como pedo de vívora", que con viento en contra: te lo obsequio. Le sigue en amarillo el traicionero hoyo 15, que requiere de una salida recta y de unas 230 yardas (cualquier otra cosa no sirve) ya que la zanja de la izquierda se come tanto salidas como muchos segundos tiros. Y finalmente, también cruzando un puente (Creo que se llama el "Cohen Bridge") en violeta, el 16. Un chivo par 5 de no menos de 3 tiros que, en mi opinión, es el par 5 más difícil de la provincia (peleandole el honor al 17 de Cabeza de Caballo), y si no le preguntan a Zbikoski que el domingo pasado le clavó un 11.
En lo personal, creo que la onda negativa de esta zona del campo está influenciada por el culiadísimo hoyo 11 de Martindale, (par 3 de 115 yardas en el que personalmente registro un promedio de 5 golpes) que está a menos de 1oo metros a la espalda del tee del 16, cosa que pueden constatar acá.
Para finalizar la comparación con "Amen Corner", y creo que van a coincidir, me voy a permitir bautizar a esta trifecta del knock-out como "Shalom Corner"
No sólo del Driver vive el Golfeta. Hay 13 palos más, y con todos ellos se pueden cometer errores.
¿De qué sirve pegar un drive de 300 yardas, si despues no agarramos el green desde 70? Y por si eso fuera poco, habiendo quedado a 3 metros del green nos damos el lujo de hacer approach y 2 putts.
A algún golfeta esto puede aburrirle, pero sé que hay más de uno muy interesado en analizar su propio juego y tratar de entender por qué le cuesta bajar los 100, los 90 o los 80. (Todavía no tenemos a nadie que piense en bajar los 70...)
Como en todas las otras cosas de este juego, no hay forma de hacerlo sin tomarse un pequeño trabajo que, amigos, no puedo hacer por todos ustedes. De todas formas sí me tomé el trabajo de buscar algo que nos sirva, además de para lo individual, para ir siguiendo el juego de los demás y, ya que estamos, vigilar a los que andan "flojitos de papeles" ante la asociación.
Para los más vagos, alcanzará con simplemente declarar el score de su última vuelta cada semana. Para los más minuciosos, todo este nivel de detalle.
Lo bueno es que, en cualquiera de los dos casos, los datos se van a acumular, y dar, al menos, esto como resultado:
No hace falta que confiese que me gusta pelotudear con estas cosas, y descubrir por ejemplo (y con tan sólo 5 tarjetas cargadas) que tengo un promedio exacto de 2.0 putts por hoyo en aquellos greens que agarro en regulación (es decir, la misma cantidad de birdies que de "tripots"), que los que agarro son el 45% de los greens, y que de los 10 greens que no acierto, sólo hago approach y putt en 2.
Si se me permite un consejo, hay días en los que uno se amarga por haber hecho un 9 (o varios) en un par 4, arruinando la tarjeta, pero, al margen de tratar de reirse un poco, hay una forma de sacarle provecho al día. Un ejemplo es tratar de bajar el número de putts, o los sand saves, o la cantidad de fairways acertados.
Volviendo a la novedad: 1- oobgolf.com (mnemotecnia, oob viene de "out of bounds") es una base de datos gratuita para llevar las stats. 2- El requisito es sólamente registrarse, lo que permite administrar tus propios datos 3- Estando registrado, uno puede, o bien buscar amigos (uno por uno) o unirse a un grupo 4- Como se imaginan, ya hay un grupo exclusivo para golfetas oobgolf.com/groups/Golfetas 5- Dicho grupo cuenta con cosas divertidas, como un ranking entre los jugadores, pero creo que para eso vamos a tener que esperar a tener varias tarjetas cargadas puesto que el handicap no es un dato a cargar, sino que lo va calculando Oobgolf según los standares de los gringos. 6- Hay aplicaciones para celulares (GolfCard en iphone) que postean lo que uno carga durante la ronda directamente en Oobgolf, por lo tanto la carga puede hacerla una persona para toda la linea. (Un ejemplo son las rondas de Bolado y Castiella este sábado, o la vuelta del campeón de la lechon, del 24 de abril en estancias, subidas desde mi celular) *los tres tienen perfiles creados por mi, despues les paso sus datos para acceder. 7- Copas como la SSI o la Sultanes van a ser trackeadas por este sistema, (hasta se puede hacer en vivo desde la cancha)
Hay mucho que definir sobre la forma de cargar los datos justamente porque el sistema gringo es muy distinto (y ciertamente mucho mejor que el nuestro) pero creo que lo podemos adoptar para que nos sirva.
En fin, los dejo con una inquietud sobre el estatuto Golfeta: ¿Está permitido el uso de este tipo de pelotas?
Luego de una pausa en mis labores de Swing-analista, en parte porque no me parecía prudente andar analizando justo antes de un Major, y en parte porque los chicos de IT no me instalaban el photoshop en la nueva PC, volvemos al análisis con el que, a título personal, me parece el mejor swing de Drive del Golfetour.
Don Javier "mirá el evento que te organizo" Zbikoski podría ser tranquilamente nombrado como Sultan del Swing honorario.
Si hay algo que en la secuencia de fotos no se puede apreciar es el concepto de "ritmo", pero lo que sí se puede apreciar, es la ausencia de esfuerzos innecesarios. Empecemos, pues:
1- Definitivamente un buen punto de partida, un grip firme de mano derecha activa. 2- El palo sale bien pegado al piso, como dice el manual. 3- Se puede apreciar una de las claves, de las fotos 1 a 15, la flexión de rodillas nunca se pierde, ni tampoco varía. Componente importante de la formula necesaria para un buen contacto. 4- El peso ya se está trasladando a la pierna derecha sin desplazarse exageradamente. Eso no es fácil... 5- Si se permite una crítica, en esta toma pareciera que el plano está un poco flat. Probablemente sea la causa de la tendencia al Draw natural que aveces se convierte en un gancho antinatural... Las muñecas también parecen un tanto quebradas. 6- La pausa justa que me hace acordar al Gorosito de San Lorenzo. El codo apenas doblado, por lo demás, impecable. 7, 8 y 9- La bisagra de la tranferencia de peso en esos 3 pasos 10, 11 y 12- Un gringo como Matt diría, "Lindo Through the ball, trolo!" Los dos pies en perfecto contacto con el piso y los brazos bien extendidos... Añamembui!!! Eso vuela seguro... 13- El cuerpo detrás de la pelota. Si alguno necesita que su bola suba más, intente copiar esto... 14- Arriba las manos! Perfecto. A lo Nicklaus. 15- Bien parado para la foto. A lo Ernie Els.
Está claro que los resultados de un swing no están garantizados por un swing lindo. Una mínima sacada de cabeza, o pérdida de ritmo, y la estética te la metés en el tevi (Consultar dicionario Guaraní aqui) Pero lo que si está casi asegurado, que con un lindo swing, y un buen contacto, la pelota vuela distinto. ¿No, Polaco?
Así como en el tour están los excéntricos Jasper Parnevik o Ian Poulter que siempre, al borde del ridículo hacen el trabajo que alguien tiene que hacer, que es el de innovar en el campo de la estética, el tour golfeta cuenta con Bordoli y Culasso, que no dudan en ponerse pantalones a cuadros grandes. Este cronista recuerda la preocupación Zbicoski en el 1 de Tulsa preguntando qué gorra le combinaba mejor con el atuendo de ese día, y también recuerda decenas de combinaciones ridículas que han sido lucidas más bien por el apremio de no tener otra cosa que ponerse, que por una decisión vanguardista.
No es el caso de nuestro protagonista de hoy que, en busca de analogías, estaría mucho más cerca de un Payne Stuart, que de un Camilo Villegas.
Respetuoso de las tradiciones, de impecable bigote recortado, siempre pendiente de mantener en orden la cabellera (que le queda) y más cerca del saco cardigan que de los abrigos de microfibra, un claro exponente del buen gusto radical, en silencio y para quedarse, ha llegado al tour Golfeta.
Y está claro que la compostura no se acaba en el vestuario, el lenguaje cuidadosa pero rápidamente escogido y ante todo la conducta de un monje en las condiciones más adversas y desesperantes, le quitan lugar a la puteada desenfrenada dandole lugar a la metáfora graciosa. Ya es conocida su frase, luego de dos drives muy altos que encontraron la laguna del 9 de estancias: "Son cargas de profundidad"
Para completar el set, la bolsa no podía quedarse atrás:
Alguna vez otro miembro de golfetas me dijo: "Esa bolsa que compraste, con división para cada palo, es de puto."
Cada uno tendrá su opinión, el abanico está abierto. Con funda individual para cada hierro, desde Puto hasta Petitero, el grado que cada uno prefiera...