Un Match Divino

Contrariamente a lo que mucha gente supone, el deporte que tantas maldiciones genera, no le es esquivo ni a la religión, ni a los religiosos.

Sabemos que una vez impactada la pelota podemos sentir que fuimos bendecidos por el señor, o que se nos ha propinado un castigo divino. Y que en estos casos, inclusive cuando es claro y evidente que no hay ningún otro culpable que el individuo que acaba de errar un putt de 30 cm, es común escuchar improperios que no dudan en apuntarle al todopoderoso.

Es conocido el ejemplo de este atrevido golfista:

Esos no son los únicos pecados del golfista. Basta con analizar los 10 mandamientos:


El primero, amarás a Dios sobre todas las cosas.
(Especialmente si se cumplen los rezos que rápidamente se disparan en la mente de quien la juega muy cerca del OOB)
El segundo, no tómarás el nombre de Dios en vano.
(Pero no habría problema en invocar a los Santos como a Santa Rita: Santa Rita, Santa Rita, embocame la pelotita)
El tercero, santificarás las fiestas.
(Sobre todo si Navidad cae entre semana y encontramos un campo que esté abierto al menos durante la mañana)
El cuarto, honrarás a tu padre y a tu madre.
(Las frases que terminan en "...de mi madre" no necesariamente son honrosas.)
El quinto, no matarás.
(No se discute, pero los matches hay que liquidarlos cuanto antes...)
El sexto, no cometerás actos impuros.
El séptimo, no hurtarás.
El octavo, no dirás falso testimonio ni mentirás.
(Estos 3 están claros. Te pueden suspender de por vida o como mínimo descalificarte de un torneo)
El noveno, no consentirás pensamientos ni deseos impuros.
(Muahahahhaha)
El décimo, no codiciarás los bienes ajenos.
(Siempre nos gustaron los Scotty Cameron, pero salen un huevo...)

Por suerte hay almas un poco menos impuras que también comparten esta pasión. La amiga en esta foto es un buen ejemplo:

Este Domingo se enfrentarán los dos Golfetas que tienen garantizado un camino por el fairway del 18 hacia el más allá, al igual que el pobre Padre Farinello, quien no está pasando su mejor momento.

El escenario será ni más ni menos que Luján (La Colina), y este cronista espera ansioso la definición del armado de las lineas para ver si puede presenciar este Match Episcopal y revivir momentos como este:

Pilar Golf. Hoyo 11 de la cancha fea. Un Depetris falto de paciencia después de un filazo en el approach, jugó uno de esos putts que o entran o se pasan 5 metros. Pasó lo segundo. Y ahí, en la tranquilidad de campo Pilarense, a espaldas de Depetris se escuchó el cántico eclesiástico por excelencia ejecutado por Capón. Las palabras brotaron fluidamente de su boca: "Vienen con Alegría, Señor... Vienen con Alegría...."