Sultán de Arizona

Que lo parió, Que pedazo de torneo!

Había preocupación…
La sucesión de eventos golfetas del 2009 había elevado mucho la vara.
La Lechon Cup a todo trapo en la sede Zbicosky ya había marcado un salto grande.
La Sultans 09 había sido un éxito rotundo en todos los aspectos, logísticos, deportivos y hasta climáticos.
La Silver con triplete en La Catedral es prácticamente insuperable…

Había que ponerse creativos para lograr algo nuevo y que todos pudieran disfrutar, en una ciudad en la que había poca experiencia y la presidencia se encargó de hacerlo.

Es cierto que la cancha (o canchón) ayudó mucho en lo deportivo. Culasso repetía “La cancha más linda que jugué en mi vida”. Es cierto también que las cabañas (de Benjamin Linus) no tenían el glamour de un Spa de Cariló, pero también es cierto que el espacio común, la buena onda y el castillo inflable, el quincho y las bebidas aportadas glorificaron los momentos de reunión.



Con estas condiciones ideales, y gracias a Dios con poco viento, los 9 Golfetas inscriptos salieron a batallar en 2 días de un clima que no podría haber sido mejor. Probablemente eso esté reflejado en lo parejo de la clasificación final, pero lo cierto es que en la noche del sábado todos se sentían candidatos con serias chances de llevarse la Cimitarra plateada.
La presión cuasi sindicada le jugó en contra a un Capón habituado a manejar presiones grupales. El novel golfeta fue “chuzeado” por los otros 8 sin ningún tipo de miramientos. Lo propio hicieron con el que llegaba mejor perfilado, Don Bordoli.

Tras un asado 9 puntos (si se lo compara con la Lechon del Bicho) pero mucho mejor “regado”, los vaticinios vociferados en el quincho se hacían escuchar desde las cabañas (me llegó ese reclamo…)

Todos tenían un favorito, aunque también se tenían muy en cuenta a sí mismos. Lo que estaba claro era el número mágico al que había que apuntarle. “Sesssenntaiseeessss”, decía uno que no podía largar el Chivas 18 añitos aportado por el Coco, que por su parte pronosticaba un score ganador de 67.



Y como desde entre las sombras de la Posada del Poney Pisador del Señor de los Anillos, el Montaraz silencioso que había pasado la primer parte de la noche en otra mesa (y no me refiero a Fer…) aguardaba en silencio y sobrio planeando su proclamación como Rey, o deberíamos decir Sultán.

Llegó el Domingo y se tiró unas pelotas en el simpático driving Range en voladizo. Se paró en el tee del uno y dijo “Tengou que bajar el 9 que hice asher en este hoyou” Y ahí nomás le clavó un par. Y después bajó 3 más en el 4, y después le hizo birdie al 6...


Y no hizo falta computar en detalle. El boca de urna que mantenía cierto suspenso sobre el resto de las posiciones, ya daba por ganador al gringo. Tampoco parecía haber dudas sobre el embarazoso último lugar que haría a nuestro Presi acreedor de la medalla con la cara de un ovejero alemán y la leyenda “al más perro de todos”.

Felicitaciones al Sultán del Swing 2010. Y felicitaciones a los demás golfetas por ocuparse de formar parte de este tipo de eventos inolvidables.