18 de marzo de 2009

Palermo, cueva de ratas y cuna de campeones

"Ocho", me cantó el tipo con cara de preocupado. "Te conté más", le respondí asombrado. "Con el segundo te fuiste abajo del árbol. Sacaste a buena y pegaste el cuarto a los arbolitos de la derecha. Volviste a sacar a buena y con el sexto golpe te metiste en el bunker. La agarraste limpia y te fuiste a los arbustos, casi fuera de límite. Ocho injugable, nueve la dejaste corta del green. Entraste en 10, y dos putters, 12". "Ahhh, sí. Tenés razón: hice 12", sonrió, pero sin vergüenza. El sinvergüenza.

El diálogo es real. Ocurrió el miércoles pasado en par 5 del hoyo 6. Pasan los años pero, por lo visto, algunas costumbres permanecen intactas. Sólo me llevó 6 hoyos caer en la cuenta de que el famoso "approach y lápiz" sigue vivito y coleando.

Hacía mucho que no iba a Palermo y el incidente me transportó en el tiempo a mis comienzos golfisticos y mis primeros pasos en este juego que tanto me gusta.

Los caddies siguen ahí, El Alemán, Coco, Cococho. Tienen las mismas caras. Alguna arruga más, algunas canas más. Más panza, los mismos vicios. Casi no me reconocieron.

Estar ahí, obviamente, también me trajo gratos recuerdos, como los duelos del Metropolitano con Adrián Van der Horst, un amigo golfeta que ya no está. Y otros tantos amigos que hoy la rompen por todos lados.

Como siempre, los fairways están cortados como el tujes pero siguen creciendo como una selva. Los bunkers no tienen arena. En los greens desparejos la pelota se parece más a una de ping pong que a una de golf. Siempre hay algún croto que erra el fairway y se te cruza, que demora indebidamente el juego, que se caga en la etiqueta, que desconoce el reglamento, que....

Pero, ¡qué linda es Palermo!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tenías una linda chomba color salmón, como corresponde a un Presidente. Al margen, 9 hoyos en Palermo a las 8 am y luego oficina es un combo imbatible

Anónimo dijo...

Sólo recordar la anécdota contada por el Coco Bordoli. Desde el green del 1 vio que uno de los jugadores en el tee del 2 tenía una mascota. Parecía un perro, pero era un corderito... Nada te puede sorprender en Palermo, mucho menos sabiendo que el sujeto en cuestión era Hugo Conzi. El hermano de Horacio. Se imaginan pedirle que rastrille un bunker?