12 de agosto de 2013

Temporada de majors.

En apenas un mes, dos campeones de majors que repitieron y uno que se llevó su primer grande.
















La Lechon 2013 tuvo un itinerario poco común. Arrancó en Lagartos bajo una terrible lluvia, siguió en Estancias con gran reunión gran y terminó semanas después en la difícil cancha de Pilará. Las bajas de Garlick y Foglia M, este último convertido en papá por segunda vez, se compensaron con la reaparición de Castro Martínez después su lesión, de Zbikoski y de Shaw.

En un primer momento parecía que Capón estaba para repetir su brillante actuación de la Sultans (recordemos que también peleó el Desafío Federal  2013 hasta el final). Jugaba prolijo y embocaba de todos lados, situación que lo llevó a envalentonarse hasta el absurdo. Dicen sus compañeros de línea que lo escucharon exclamar “acá va el rey del putter!” antes de meter uno de sus tantos cañonazos. Pero este deporte es complicado. Y en esta ocasión al rey del putter, a Pablo Cumbres, o como quieran llamarlo, no lo salvaba ni el Comando Golf 12. Porque fue en el hoyo 11 donde llegó su desgracia. Una bola fuera de límite, un tercer golpe algo paposo, un cuarto a buena, un quinto al agua, un séptimo al agua... De candidato al premio mayor directamente a la lucha por zafar del palo de amasar. Hablando de trozos de madera, hay que decir que los compañeros de línea de Capón justamente no se caracterizaron por el buen juego ni por el fair play. Poncini se autoflagelaba a viva voz insultándose a sí mismo con palabras como “burro” o las más punzantes “forro” y “pelotudo” después de cada triputt. Y fueron muchos. Cimadevilla pegaba gritos que se escuchaban desde el house del coqueto Buenos Aires Golf Club. Y Domecq, bueno, lo de Domecq daría para todo un post aparte. Arrojó palos al bunker, desde el bunker y hasta intentó batear, gracias a dios sin éxito, una bola al mejor estilo primera base de los Red Sox de Boston.

Mientras todo esto ocurría en la última línea, más adelante el siempre candidato Depetris se acomodaba en la punta de la tabla.  Y nuestro director deportivo, el ahora profesional del golf Basile, le daba pelea. Nos encantaría contarles detalles de la actuación de estos dos titanes del golf, pero como nadie se puso las pilas ni pasó información alguna, alpiste. Lo importante es que finalmente DP3 se consagró ganador con un meritosísimo par de campo neto y  Coco 2 terminó segundo, a tres golpes.

Para cerrar esta parte del informe hay que decir que el que más caluroso y afectuoso estuvo con Castro Martínez, reaparecido en las competiciones oficiales, fue Poncini. Lo abrazaba, sonreía con verdadera alegría, un instante después se emocionaba hasta las lágrimas y no paraba de exclamar “volvió!”. Algunos malintencionados afirman que tanta efusividad se debió a que Penano lo salvó de llevarse su segundo palo de amasar.

La inconciencia de Culasso y su golpe desde el agua ante la atenta mirada de Castro Martínez. Mientras tanto, en una actitud mucho más madura, el mayor de los Foglia dropea en el fairway.


La Lechon terminó pero el apretado calendario de competiciones oficiales no da tregua. Por eso ya comenzó la disputa del Campeonato Golfeta. Y la primera jornada nos permitió asistir a un duelo de antología entre dos de los más talentosos componentes de este grupo de entusiastas deportistas. Nos referimos, una vez más, a Gastón Depetris. En este caso jugando un match contra su amigo Mariano Cimadevilla.  Las apuestas estaban muy parejas. Los antecedentes inmediatos favorecían al gurú de la televisión por cable, pero la localía suponía alguna ventaja para el pujante empresario de los aparcamientos.

El marco no podía ser mejor. Lo dicho, el Buenos Aires Golf Club fue la sede. El día estaba soleado, con una temperatura agradable y casi sin viento. Hermoso. Pero a pesar de tales condiciones el nivel de la ida fue algo mediocre. Depetris siempre llevó de uno a tres hoyos de ventaja, desplegando un juego discreto y favorecido porque las bolas de Cimadevilla, quizás atraídas por las de Poncini, encontraban el agua demasiado seguido. Eso sí, la vuelta fue otra cosa. Los dos contendientes desarrollaron un juego de alto nivel, a tal punto que llegado el tee del hoyo 7 uno de ellos estaba en par de campo para la vuelta y el otro apenas uno golpe arriba. Y estamos hablando de score gross! Tremendo. Uno hacía un par fácil, el otro lo empataba embocando de afuera del green. Uno metía un putt de siete metros para par, el otro lo imitaba desde seis metros. Parecía que la única forma de asegurarse un hoyo era haciendo birdie. Tal vez el hoyo que marcó un quiebre definitivo fue el... el hoyo... no me acuerdo qué número de hoyo, pero digamos que era un par 4 repleto de bunkers. Tanto Gastón como Mariano fueron a un cross bunker con sus golpes de salida. Desde allí, la bola de Gastón quedó en la loma que llevaba al green, a unas diez yardas del mismo. Y la de Mariano fue a la derecha del green. A pesar de su posición más incómoda, el approach de Mariano fue mucho mejor. La subió y la dejó a unos dos metros del hoyo, mientras Gastón se mandó un cagadón y la tiró al rough de la derecha del green. Así y todo su approach, que tenía destino del rough de la derecha, pegó en la bandera y se metió, mientras que Cimadevilla no pudo con su putt.


A pesar de la gran paridad de la vuelta, siempre hay un final y este match no sería la excepción. En el hoyo 16 Depetris sentenció la cosa con un 4&2 inapelable. Por eso decimos que es el jugador del momento. Ni del año ni de la temporada, del momento dijimos. Y con todo lo que está por venir (matches del Campeonato Golfeta, los de la B, la Silver...), todo puede pasar. Logrará Depetris extender su momento? Habrá algún otro golfeta a punto de saborear las mieles del éxito? Ser o no ser? Qué gusto tiene la sal? Qué hora es? De qué signo sos? Preguntas que a veces tienen respuesta. Y a veces no.